jueves, 23 de abril de 2009

DIARIO DE LYODRÁN SOBRE EL DÍA DE SANT JORDI


Ayer fue un día intenso. La que vive conmigo me dijo que no era un día para que yo paseara por mis anchas por la Ciudad, ya que, siendo un dragón como ya todos conocéis, quizá no resultara conveniente, y me contó la leyenda de Sant Jordi y el Dragón.
Yo la conocía, pues mis antepasados la transmiten de generación en generación como ejemplo de lo que no debe ser el comportamiento adecuado de alguien de mi especie, ya que, la mayoría de nosotros, somos muy respetuosos con la raza humana. Y yo, además, convivo con una de ellos como ya todos sabéis.
Así que, a pesar de los sabios consejos de la que vive conmigo decidí por mi cuenta vivir esa intensa festividad que es Sant Jordi desde lejos: desde el cielo que me brinda protección y desde donde puedo vislumbrar lo que sucede en el mundo terrenal de los humanos.
Por tanto, abrí la buhardilla donde tengo mi morada, aspiré el aire caluroso que se avecinaba y extendí mis alas, cuya gran envergadura casi echa abajo uno de los tabiques maestros de la casa. Con respecto a lo cual hube de determinar un poco de desviación hacia a la derecha en la inclinación primaria de mis dos alados miembros, y calculando la trayectoria dada por el vector paralelo a la hipotenusa del cuadrado del despegue inicial, sumado a la velocidad del viento, alcé el rumbo ascendente a los cielos de la ciudad de Torredembarra, primera parada de la que vive conmigo y de su compañera de aventuras Belén, hermana de sangre y de letras.
Estas fueron mis observaciones:
1º- No es un día cualquiera. Los humanos están excitados, se acercan como moscas y con pasos nerviosos a los puestos de rosas y libros.
2º- Los humanos son seres muy indecisos, pasan mucho tiempo observando y no compran nada. Sólo miran...
3º- La que vive conmigo y Belén se encuentran para tomar un café y hablan sobre... libros!
Aprovecho y me voy a la costa a descansar y a tomarme un respiro. No sé cuánto dura el ritual del café. Qué hago?. Vuelvo a alinear los vectores de vuelo y despego...
Ah! ya salen, y se dirigen a los puestos de libros. Miran, remiran, y la que vive conmigo encuentra un par de libros sobre Nativos Americanos, que necesita. Sé que le apasiona ese tema, el apodo del "Halcón" surgió de su admiración sobre ese pueblo y por el respeto que su cultura profesa por ese primo mío alado. Y siguen mirando...
Vuelven a tomar un café. Será que sin ése ritual no pueden sobrevivir, supongo, y entonces se van a tomar una cervecita y a comer, otro ritual.
Cuando terminan suben a un carro extraño con ruedas y ponen rumbo a Tarragona, antiguamente "Tarraco", una de las más importantes capitales del Imperio Romano, y donde se conservan innumerables huellas del pasado y olores de tiempos remotos.
Por fin llegamos al espacio abierto, la gran Rambla Nova llena de gente, y cientos, miles de libros esperando... Vuelven a mirar y de pronto surge el libro esperado, el buscado. Belén encuentra los suyos y las dos se sienten como mujeres "realizadas" que han alcanzado sus objetivos.
Conclusiones:
1º- Los humanos, no todos, se vuelven locos el día de Sant Jordi.
2º- La causa de su locura son, sin duda alguna, los libros.
3º- TODOS adoran al Dragón pese a la leyenda, y es protagonista de infinidad de libros. (Bien!)
4º- Los humanos acaban con otro ritual de relajación que consiste en tomar una cerveza en una terraza mientras se hacen fotos con los libros que han comprado, mientras observan a los castellers ir a plaza (pit i amunt!) a toque de gralla de fiesta, y un dragón y su Sant Jordi van lanzando piruletas al personal.
El día está acabando... mis amigas hacen sus últimas compras. La que vive conmigo decide volver a casa y yo me voy a esperarla antes de que llegue. Le daré un abrazo y le pediré que me enseñe los libros que ha comprado.
Ha sido un día largo, intenso y emotivo, en el que hemos convivido todos, humanos, dragones, rosas y libros. ¡Vive Dios!, hermoso mundo...
Y yo seguiré observando y conviviendo con los humanos. Ahora sé que la leyenda es sólo eso, leyenda, y que yo ya tengo mi lugar entre ellos, porque formo parte de su cultura y de su historia.
Amén
Lyodrán

miércoles, 22 de abril de 2009

SANT JORDI, EL DRAGÓN, LA ROSA Y EL LIBRO





Sant Jordi para los catalanes, San Jorge en castellano, tiene su día grande hoy 23 de Abril, día en que nosotros, aquí en Catalunya celebramos el día de la rosa y el libro y que nos regalamos los unos a los otros en señal de amor, amistad o por pura afición a la lectura. El por qué de esta tradición se debe a que un 23 de Abril de 1616 quiso el destino o la casualidad de que murieran los dos escritores más grandes que ha dado la literatura: Miguel de Cervantes y William Shakespeare.

Para los que nos gusta leer es un día muy hermoso: las ciudades y pueblos se llenan de puestos callejeros donde conviven, muy juntos, rosas de distintos colores donde predominan las de color rojo, que simbolizan la sangre del dragón de la que brotó un rosal de ese color cuando Sant Jordi lo atravesó con su espada, y libros diversos para todos los gustos y edades.

Hoy será un día intenso. He quedado con Belén para tomar un café y planear el día. Paradas obligadas, Torredembarra, dónde vivimos, y por la tarde Tarragona, cuya Rambla Nova se llena de color y fiesta. Vamos a por libros, adornaremos la casa con una rosa roja y Lyodrán hoy se quedará en casa. No puedo llevar a un dragón a pasear un día como hoy, aunque él no sea el que mató Sant Jordi. Feliz día!!

viernes, 3 de abril de 2009

MENSAJE DE LYODRÁN AL MUNDO


No me gustan los humanos. Vivo con una de ellos pero no me gustan. Por ello intento mantenerme apartado y mostrarme a unos pocos. No soporto la masacre contínua a los que se ven sometidos los que pertenecen a mi familia, aunque sean distintos a mi especie. Si no decido llamar a los míos y arrasar este planeta del que los hombres se sienten los dueños, es porque sé que aún quedan pueblos sabios entre ellos que nos defienden a nosotros, los animales, quienes razonamos mucho más que el llamado "animal racional", puesto que únicamente somos capaces de matar por nuestra pura y necesaria supervivencia.
Mi compañera con la que vivo me ayuda a conocer lo que los humanos llaman la "Tierra", planeta que pertenece a un cierto sistema solar denominado la "Vía Láctea", y en el que se supone que toda forma de vida debería convivir en paz y armonía.

No es cierto.


El objetivo de la coexistencia entre razas distintas, en las que ninguna debería considerarse superior a las demás, es la ayuda mútua que unas pueden brindar a las otras, el aprender de la sabiduría de los que son diferentes podría ayudar al desarrollo de las
demás.

Pero el hombre no lo entendió así.


Sólo quiso aprovechar lo que le dió la gana para su propio beneficio, rompiendo el círculo de la vida, dando al traste con el equilibrio natural de las cosas, iniciando, sin saberlo, su camino hacia la autodestrucción.

Pero según he aprendido de las cosas que me cuenta la que vive conmigo, aún existen pueblos sabios respetuosos con la Madre Tierra, pueblos que afirman que en el preciso momento en que provoquemos la desaparición del último animal sobre la faz de la Tierra, estará la raza humana condenada a desaparecer.

Propongo entonces al mundo llamado Tierra un Pacto de Vida, un Tratado Interracial. Respetémonos los unos a los otros, hombres y animales, ayudémonos en beneficio mútuo sin más interés que el de la propia supervivencia. Hagamos de este mundo un lugar donde convivir aprendiendo hasta alcanzar la Sabiduría, aquella que la Madre Tierra siempre nos quiso mostrar.
Porque toda forma de vida es sagrada y tiene un sentido único que la hace existir, que interactúa con las demás y las complementa, las hace crecer y perfeccionarse, las impulsa en el necesario salto evolutivo hasta alcanzar el grado máximo de conocimiento, comprensión y entendimiento.

Únicamente el respeto mútuo entre especies puede evitar el fatal desenlace de este planeta, quizás pueda abrir las puertas al mundo que nos estaba predestinado desde el principio de los tiempos. Quizás nos lleve al abrazo del Gran Espíritu, cuya llamada hemos desoído durante largo tiempo, a unir nuestras almas con el aliento de la vida que nos fue generosamente donada, y sentir el inmenso latido del Universo en nuestros corazones, donde todo ser vivo tiene su lugar, estallándo en un mar verde de esperanza y un cielo de infinitos colores....
....Que así sea....
Lyodrán.


miércoles, 1 de abril de 2009

AHORA HABLO YO



Por fin se me permite ver la luz.
Soy Lyodrán y nací de un huevo como muchos otros animales inferiores a mí.
Soy el antepenúltimo de mi especie, siempre existirá otro que dirá que es el penúltimo o el último, pura fanfarronería.
Nací de un huevo y soy un dragón.
Soy un animal mitológico, un ser fantástico, y destilo un veneno combustible que me permite exhalar potentes llamaradas que son mi suspiro y mi manifestación de vida.
Soy Lyodrán, soy un dragón y... estoy de okupa.
No sé cómo ocurrió, bien, sí lo sé, pero no kiero akordarme kómo llegó eso de ser okupa. La verdad es que forma parte de otra historia, yo únicamente puedo dar gracias a San Jorge que me permitió crear mi nido al calor de un ser humano sin que mi naturaleza llegara a generar un conflicto irremediable, que debo admitir, hubiera sido lógico de necesidad, pues no es muy normal que digamos que hombres y dragones lleguen a convivir en paz y armonía como nosotros hemos conseguido.

El día en que vine al mundo mi especie ya estaba al borde de la extinción. Cuando salí de mi cascarón establecí de inmediato un vínculo extraordinario con mi madre y el resto de mis hermanos de camada, como dicta la Genética (con mayúsculas, por respeto); aunque yo aún no era consciente de las leyes de la Madre Naturaleza, sentí ese vínculo arraigándose profundamente en mi interior, traspasando mis escamas como un rayo de luz potente y vibrante.
Así nací a la vida y maullé como un gatito para atraer la atención de mi madre (aún lo hago cuando quiero conseguir algo), extendí mis raquíticas alas de murciélago, transparentes y frágiles y supliqué que crecieran fuertes para alzar el vuelo algún día. Sin ellas sabía que no podría sobrevivir.

Soy un Draco Magnus Occidentalis, un dragón europeo, pero odio decir mi nombre en latín porque sé que cuando sea viejo sólo hablaré en esa lengua, como mi abuelo. Es cosa de Genética, por lo tanto juré un día que hablaría en cualquier otro idioma, que para eso domino unos cuantos para envidia de muchos.
Soy guapo y no admito opiniones en contra. No porque sea vanidoso, que lo soy, sino porque mi naturaleza no me permite dar la razón así como así a quien cree que soy feo, además de que me produce acumulación de metano en la laringe y fuertes expulsiones de humo negro por mis fosas nasales, todo ello claro está, debido a la pérdida de paciencia.
El color de mis escamas es de un rojo pasión que recuerda a las fresas silvestres. Y soy grande, muy grande y pesado, al menos eso es lo que dice la que vive conmigo, y lo dice con una ironía que no sé si se refiere a mi peso o a la contundencia con que defiendo mis ideas.



Soy un tipo genial pero si me llevan mucho la contraria saco mis armas para defenderme, aquellas con las que me dotó la Genética: garras, púas y sobre todo mi larga cola terminada en punta de flecha. Pero los que me conocen saben que soy muy democrático cuando tengo razón y no se me contradice.

Me gusta pasear por la playa y buscar conchas de almejas para mi colección, pero más me gusta la felicidad que siento cuando pienso en el aperitivo que se esconde dentro de ellas. Lo que me fastidia soberanamente es la arena que se me pega a las pezuñas, pues tardo casi una semana en desprenderme los restos que quedan metidos entre los pliegues de mi soberana y grandiosa estructura andante.

A veces me retiro al mar, a mi cueva de meditación, excusa que pongo para que me dejen tranquilo un tiempo y se olviden de mí puesto que necesito un poco de espacio e intimidad. Sobre todo espacio, pues yo es que ocupo mucho, obviamente. Ésa es la versión que cree la que vive conmigo, ya que en realidad mi cueva es la entrada al mundo de donde vengo y al que pertenezco. Y la que vive conmigo se lo cree. La muy tonta.
Es tonta, pero la quiero.



Tantas veces importa más el fuego del Dragón
Que la sal en la herida olvidas
Pero la cicatriz te recuerda
Los parches que existen en el corazón

La que vive conmigo

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Carolina
Soy occidental pero mi corazón es oriental. Soy humana pero soy El Halcón. Todo en mí es pura contradicción. Maiko en proceso de aprendizaje.
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Vive Dios que no ha pisado la Tierra bestia equiparable al poderoso Dragón en lo que a fuerza y majestuosidad se refiere, y pocas hay en ellas tan dignas de los diligentes estudios de los hombres sabios

Gildas Magnus, Ars Draconia

Y esto que les he escrito, podría ser suficiente para satisfacer a cualquier hombre razonable de que existen serpientes voladoras y dragones en el mundo

Edward Topsell, 1658

Temblad y sufrid la ira de los Dragones pues nada es más poderoso, majestuoso y bello que un Dragón a punto de destruirte con un solo soplido de fuego

La Vida comenzó con el Fuego.
Su guardián, el Dragón.
El Fin de los Tiempos comenzará con el Fuego...


Dominar el Cielo, guardar el Infierno.
Tan alta misión es propiedad del Dragón.
No existirá jamás criatura alguna en este mundo capaz de ello...


 

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